lunes, 22 de diciembre de 2014

La deflación japonesa

Es difícil de creer que Japón en la actualidad tenga una situación como una deflación cuando en los años 80 del siglo pasado Japón tenía la economía más envidiable del mundo. 

Antes de proyectarnos exactamente sobre la situación nipona hemos de apreciar ¿Qué es la deflación? La deflación es la situación contraria a la inflación y trata de un exceso de oferta o bajada de demanda que provoca una continuada caída de precios de bienes y servicios. Ésta situación provoca un círculo vicioso ya que los consumidores saben que los precios de los bienes y servicios valdrán menos mañana por lo que tienden a guardar el dinero e, inconscientemente, estancar la economía. Al estancarse la economía se produce una disminución de los salarios, un menor beneficio de las empresas que desisten de invertir, etc.; lo que profundizará dicho circulo vicioso. Según los libros, entre otras cosas, la solución a una deflación es creación de dinero metálico, es decir, una inflación. 

En el caso japonés, la actual deflación se produjo principalmente por la creación de una “burbuja” especulativa de activos a lo largo de los años 80 (al igual que la situación nacional del momento). A mediados de los noventa, las empresas vieron que sus capacidades de producción, los efectivos y las deudas eran demasiado grandes produciendo así una disminución en la inversión y de los salarios.
Disminución de los precios en un comercio japonés.


Ésta situación afectaría a toda la población. En una cara de la moneda encontramos a los ricos y jubilados, quienes se verían beneficiados ya que, debido a sus ingresos fijos y la bajada de los precios, su poder adquisitivo sería cada vez mayor. Del otro lado: Los “freeters”. Jóvenes con trabajos voluntarios o temporales, cuyo número creció más del ciento veinticinco por ciento a lo largo de los años 1990 y 2001 hasta superar los cuatro millones de personas.

La manutención de Japón durante las dos décadas -y hasta la actualidad- de la deflación se basó en la exportación (más que nada las empresas de Toshiba y Toyota). Por tanto, “lo que representa el 20% de la economía nipona mantenía el otro 80% de la misma”, afirma Richard Katz de The Oriental Economist.

Lo que mostró indicios de la ”mejora” del país asiático fue el aumento del impuesto al consumo en el año 2014 por primera vez en 17 años, medida tomada principalmente por Shinzo Abate, primer ministro del gobierno japonés (vale subrayar que en periodo de mayor deflación, Japón bajo casi a cero el impuesto al consumo). Me refiero a “mejora” porque los economistas y mismo el BOJ (Banco de Japón) preveían una contracción económica en el mes de abril-junio de dicho año. Esta previsión de la contracción produjo una oleada en masa por parte de los ciudadanos japoneses para anticiparse a ésta contracción y sacarle el mayor provecho a la casi nulidad del interés.
Shinzo Abe, primer ministro de Japón. 
                              
Hoy en día Japón, más precisamente Shinzo Abe, pretende ratificar la postura económica recientemente elegida mediante la convocatoria de elecciones anticipadas en Japón, país en el cual el principal problema es el gran por ciento de población envejecida (60.000 personas aproximadamente mayores de 100 años).

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